¿Sabías que hoy en día se considera que la mayoría de las enfermedades tienen una base inflamatoria?
Enfermedades como, el actual COVID-19, trastornos intestinales, enfermedades autoinmunes, la depresión, el síndrome de ovario poliquístico, los problemas de colesterol, la diabetes y la misma obesidad, son enfermedades inflamatorias de bajo grado.
Existen múltiples factores, hay personas genéticamente más propensas a inflamarse, eso lo podés analizar en un Test Genético, para conocer la versión del gen de la Interleucina 6 y del factor de necrosis tumoral porta una persona. Conociendo tu riesgo de inflamación, podés tomar medidas dietéticas o de suplementación más personalizadas, es la razón por las que unas personas responden mejor o más rápido a un tratamiento que otras.
En la nutrición funcional nos gusta abarcar los problemas desde la raíz y aunque son enfermedades multifactoriales, se trata de controlar la mayoría de estos ejes.
Se podría decir que la raíz o la principal puerta de entrada comienza en nuestra Microbiota Intestinal.
“El intestino humano es considerado un órgano complejo por sus funciones, en el que se destaca el número de géneros bacterianos y especies que existen en su interior. Se ha postulado que el tracto intestinal tiene la más abundante y diversa población de bacterias del cuerpo humano formando un reservorio con una superficie interna de 200 m2 aproximadamente, 100 veces la superficie del área de la piel.
El microbioma gastrointestinal humano representa un agregado genómico colectivo que reside dentro del intestino. En este contexto surgió el concepto de ecosistema intestinal, al considerar la trascendencia de la actividad de regulación cualitativa de la microbiota intestinal, y las interacciones a que está sometida por los microorganismos que conviven en ella, los sustratos digestivos, el epitelio de la mucosa intestinal y el sistema inmunológico.
El desequilibrio de la microbiota intestinal, como parte de su ecosistema, determina un estado de disbiosis y desregulación inmunológica, el cual contribuye, de manera decisiva, en el desarrollo de enfermedades gastrointestinales y sistémicas.
Entre las locales se incluyen, junto al desequilibrio producido por los procesos infecciosos agudos productores de enfermedad diarreica, otras afecciones crónicas como las enfermedades inflamatorias intestinales como:
El síndrome de colon irritable, la alergia intestinal, y hasta el cáncer colorrectal por efectos citotóxicos.
Entre las sistémicas hay evidencia sobre afecciones relacionadas con la obesidad, como la diabetes, la hiperlipidemia, la enfermedad hepática grasa no alcohólica y la aterosclerosis”
Carlos Castañeda Guillot
La microbiota genera disbiosis por múltiples razones, y esto va generando permeabilidades en nuestro intestino que empiezan a burlar el sistema de defensa o inmunitario de nuestro cuerpo.
Recordemos que el 70% del Sistema de Defensas de nuestro cuerpo está en el intestino, los cambios en la microbiota generan un intestino permeable, es decir deja pasar moléculas más grandes como de la leche del gluten, del huevo, las levaduras, que favorecen la inflamación de nuestro cuerpo.
Hay varios factores importantes en el cuidado de la microbiota, pero de los principales influyentes están:
La dieta
Tipo de parto al nacer
Alimentación los primeros meses de vida
Exposición a antibióticos y toxinas
La dieta
Entre más alta sea en azúcares y grasas, además de baja en frutas y vegetales, más afecta este ecosistema.
Por su lado los partos naturales son más beneficiosos ya que la flora vaginal es mejor que la colonización por piel que sucede en los partos por cesárea. Al nacer, la leche materna es por mucho el mejor alimento, la cantidad de tiempo que ésta se dé beneficia una mejor microbiota.
Los primeros dos años de vida dejan una huella en la microbiota, que nos condiciona el resto de la vida.
Por eso una alimentación saludable, tenés que verla como calidad de vida, pero en términos del día a día, la mayoría de personas pasan apáticas, con sensaciones de fatiga, malestares, que asumen como normales y suyos, y cuando hacen cambios reales se dan cuenta de lo miserables que se sentían y sobre todo se asombran de ver que no se daban cuenta.
La mayoría de personas que siguen un estilo de vida saludable, lo hacen motivados por la sensación de bienestar que obtienen y es que, ¿quién quiere sentirse mal e infeliz?
¡Los alimentos fuente de fibra como frutas y vegetales, fermentados como la kombucha y el yogurt son excelentes! Pero hoy quisiera recalcarte un superalimento, y son los Bone Broth o caldos de huesos, son mágicos para nuestro cuerpo, la clave es cocinarlos a fuego lento por tiempo prolongado y para que sean bien saludables quitar toda la grasa visible antes de ingerirlos, para que no contengan calorías que no deseás.
Dra. Karla Solís M.
Nutrióloga certificada
Enfoque en Deporte, Nutrigenética y Nutrición Funcional.
Health coach / Personal Trainer
CPN: 465-10
info@karlasolisnutricion.com
*Copywriting para formato blog realizado por TBS Marketing,
Paula Núñez Aguilar.
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